A veces entiendo que hay límites que no dependen de mí. Los acepto, pero incluso ahí sé que tengo opciones.
La aceptación no es rendición: es tomar conciencia de que no hay batalla posible y puedo elegir, igual, desde la lucidez.
Ejerzo soberanía cuando enfoco mi fuerza en los lugares donde mis decisiones todavía pueden crear.
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La soberanía ¿se trata de poder o de lucidez?