Etiqueta: curva de aprendizaje

  • Día Eureka

    Bitácora — Martes 25 de noviembre de 2025

    Hoy el día arrancó antes de tiempo, casi sin haber dormido. A las 5:40 ya estaba escribiendo el diario mento-emocional, en ese sopor que a veces me funciona mejor que estar plenamente despierto. Primera tarea del día: cumplida.

    Más tarde retomé algo que venía arrastrando desde ayer: la depuración del sistema de etiquetas. Entré decidido a ordenar ese caos y lo logré. Detecté duplicados, equivalencias innecesarias, etiquetas que no aportaban nada y otras que sí, pero estaban mal formuladas. Revisé entrada por entrada, ya con el criterio que establecí, y logré terminar el proceso que me había propuesto.

    En paralelo —y porque así funciona mi cabeza— ¡eureka! surgió una chispa creativa que terminó siendo el punto alto del día: nacieron un par de neologismos que capturan una división profunda del mundo y que, además, tienen potencia conceptual. Los publiqué como trazo en Genialidad y después los expandí en un texto Border, “Definiciones circulares”, que mañana voy a decantar como corresponde. Siento que ahí hay un tema fuerte, con largo recorrido, y que conviene trabajarlo con paciencia, pero el inicio ya quedó registrado.

    Así cerró el día: productivo, creativo y con la sensación clara de que el blog empieza a funcionar como laboratorio real de ideas —y también como espejo.

  • Arrancando la semana un martes

    Martes, 5:40 am

    Esta semana “oficial” arranca hoy, después de un largo feriado de 4 días. Justifica que la arranque bien temprano. Pero la realidad es que me costó dormir y acá estoy en este extraño lugar, entre lucidez y desvelo, retomando mi diario al que le puse el rimbombante título de mento-emocional. No puedo ser más payaso.

    Ayer fue un buen día: trabajé con el blog, solo y con Kael y avancé al punto de sentir que realmente empieza a tomar forma, porque ya voy aprendiendo realmente cosas nuevas acerca de cómo manejarme con WP y también empiezo a ver cosas que no venía haciendo bien, y empiezo a corregirlas. Claro ejemplo: las etiquetas.

    Estaba duplicando conceptos, usando las mismas en singular y plural, usando palabras muy similares en diferentes entradas para referirme a lo mismo, etc.

    Las etiquetas tienen que ser útiles para que pueda navegar el sitio en forma más conceptual, más allá de lo que ofrecen las categorías y subcategorías del menú. Un sistema bien diseñado y curado, me va a permitir recuperar fácilmente mis principales ejes temáticos, otros no tan importantes, y aún ir viendo cuáles son las cosas sobre las que mi mente trabaja más, y cuáles aparecen en forma circunstancial.

    Me divierte mucho y me regocijo por adelantado imaginando que voy a poder hacer este tipo de análisis, después de haber tomado mi decisión soberana de empezar a armar este blog. Creo que se va a convertir en una excelente herramienta útil y también en un gran entretenimiento. Y algo no menor, es que me da un propósito muy narcisista. Es indudablemente apasionante poder contemplarme pensando a lo largo del tiempo.

    Mientras haga este blog de la forma en que lo tengo craneado, paso a ser de algún modo mi propio tema favorito, porque piense lo que piense, escriba sobre lo que escriba, el hecho de este autorregistro me va a producir una mayor autoconciencia. Eso me va a dar una claridad que antes no tenía, ya que me propicia mirarme con más precisión.

    Por otro lado, creo que por más que arranque a partir de un laboratorio del caos (Caos Lab), para después poder decantar ideas y terminar elaborando cosas más estructuradas como pueden ser ensayos, me da una metodología previa que sin quererlo ya me ordena un poco.

    ¿Estará bueno eso o lo voy a sentir justamente como un condicionante que me lleve a sacrificar soberanía mental? No sé si esta metodología me va a ordenar o me va a encorsetar. Puede ser ambas. Sólo el tiempo, mantener el método y ver cómo lo manejo, me lo va a develar. Presiento que el experimento vale la pena, y que termine como termine, me va a hacer crecer y a dejar enseñanzas.

    Ayer con todas estas cosas, y con el asunto del feriado, terminé yendo al parque a tomar mates en vez de al gimnasio que tenía que retomar. Pero ¿quién retoma el gimnasio el último día de un feriado extra largo? Yo no, claramente. Al menos no en esta oportunidad. Para hoy ya no tengo excusas. Veremos cómo me va.

    La lista de cosas para hacer hoy es extensa, así que lo mejor que puedo hacer es ir poniéndome en órbita.

    Este soberano arranca así su día. Y su semana oficial. Decreto que va a ser estupenda.

  • Mi autorregistro mental va tomando forma

    Bitácora de autorregistro– Lunes 24 de noviembre 2025

    Arranqué el día escribiendo el Diario Mento-Emocional.
    Después quise registrar un trazo, pero las subcategorías que tenía definidas ya no alcanzaban para ese tipo de impulso. Ahí decidí crear una nueva: Pulsos. La armé, publiqué el primer pulso y enseguida vi que había que incorporarlo al menú.

    Volví a pelear con Kael contra WordPress y TT25 (tema twenty-twenty five) para encontrar la ruta correcta. Nos costó, otra vez. Terminamos recordando —una vez más— cómo acceder al bendito editor del sitio. Espero que esta vez quede grabado.

    La curva de aprendizaje es dura, pero vale la pena.

    Más tarde noté que las etiquetas estaban mal racionalizadas. Pasé horas estudiándolas y trabajamos juntos para evaluar cuáles sirven, cuáles sobran y cómo deben organizarse para que realmente funcionen como archivo interno. Dejamos todo listo para depurar mañana o en los próximos días.

    Me di cuenta de que las etiquetas son una herramienta muchísimo más poderosa de lo que pensaba. Como complemento del Atlas Mental, decidimos crear un nuevo punto en el menú: Mis temas, donde voy a poder ver mis etiquetas de forma clara y ordenada.

    Registro el día desde esta bitácora. Mañana será otro.

  • Hoy WordPress me basureó

    Bitácora – 23 de noviembre 6:50 am

    Hoy WordPress me basureó.
    Horas peleando con nada, o con todo:
    espacios que no aparecen, bloques que se mezclan, tipografías que parecen castigos divinos.
    Entre Gutenberg, Twenty-Twenty-Five y mis ganas de entender algo que parece diseñado por el enemigo, terminé aprendiendo más de lo que quería… y menos de lo que necesito.

    Pasé horas intentando algo tan simple como respetar los párrafos.
    Copiaba desde Pages, pegaba, y el editor hacía lo que quería:
    saltos que desaparecían, bloques que se unían, textos que quedaban en un solo bloque imposible de trabajar.

    Pasar los textos desde Pages -que tampoco domino- al editor del blog, fue como saltar de un incendio a otro: ninguno es mi casa y los dos parecen desarrollados por el enemigo. Aunque prometan el cielo. ¿El cielo para quién? Para mí seguro no.

    Logré una solución parcial usando el bloque clásico y pegando con mismo estilo.
    Después descubrí que para que Gutenberg no me destruya el formato, tengo que limpiar todo antes:
    pasarlo por texto sin formato y recién ahí pegar.

    También entendí —no sé cómo— cómo espaciar los encabezados:
    agregando un bloque Spacer antes de cada H2 y ajustándolo a 25px.
    No sé si es elegante, pero funciona.
    Eso ya es una victoria.

    Otras cosas siguen siendo un misterio:
    las listas, el viñetado, la diferencia entre bloques que parecen iguales pero no lo son.
    Hay cosas que quedaron bien y no sé reproducir;
    otras quedaron mal y no sé arreglar.

    Me negué a cambiar el tema a uno anterior más intuitivo. A mi edad nada mejor que exigirme recorrer una buena curva de aprendizaje. Capaz que un blog bien diseñado no está mucho más cerca aún, pero me alcanza con que el Alzheimer se vaya alejando.

    Conclusión del día:
    Gutenberg promete el cielo, pero la sensación es que fue programado por alguien que quiere verme arrodillado.
    Igual, sobreviví.

    Y el blog respira un poco mejor que ayer.