Traición a la Patria
es un invento del Estado.
A la Patria no se la traiciona:
se la habita.
Al Estado, si querés, se lo desobedece.
Pero mi Patria no pide lealtad,
porque no la delego.
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Traición a la Patria
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Traición a la Patria: alegato final
Señoría, fiscal, tribunal:
Díganme claro:
¿estoy siendo juzgado por traición a la Patria,
o por desobedecer al Estado que se la apropió?Porque mi Patria no está sentada ahí con ustedes.
Mi Patria está acá —adentro—
y no necesita expediente.Ustedes hablan en nombre de una Nación
que existía antes de que yo respirara.
Perfecto.
La respeto.
Pero no les firmé adopción.No confundamos nacimiento con pertenencia,
ni documento con obediencia.Si para ustedes la lealtad es acatar,
entiendo el cargo.
Pero para mí la lealtad es no mentirme.Y si eso es delito,
entonces anótenlo bien:no traicioné a nadie.
Solo dejé de entregarme.
Y en mi territorio,
la sentencia la dicto yo. -
¿El Estado me ama…o quiere poseerme?
A veces siento que el Estado es ese ex insistente
que no acepta el final.Me manda señales, sellos, himnos, obligaciones.
Yo respondo con silencio diplomático.No es odio.
Es que confundió que yo nací en su seno
con creer que podía ser mi dueño.Mi Patria, en cambio, no firma contratos.
Sólo late. -
Neologismo: Anestatales
Los llaman apátridas.
Eso no existe.
La Patria no depende
del reconocimiento de un otro.
Anacionales, difícil.
Casi siempre hay un “nosotros” atrás,
aunque a veces lo tapemos.
Son directamente anestatales:
sin Estado que los registre,
con Patria que late.
No los ninguneen.