¿Qué hace que algo tenga valor?
Según yo: la energía. Siempre es energía.
La que invertí para conseguir “lo valioso”, o la que me ahorro si pago por algo que me resuelva un tema.
El valor es una estimación de energía.
Tan simple como eso.
¿Qué hace que algo tenga valor?
Según yo: la energía. Siempre es energía.
La que invertí para conseguir “lo valioso”, o la que me ahorro si pago por algo que me resuelva un tema.
El valor es una estimación de energía.
Tan simple como eso.
Bitácora — Martes 25 de noviembre de 2025
Hoy el día arrancó antes de tiempo, casi sin haber dormido. A las 5:40 ya estaba escribiendo el diario mento-emocional, en ese sopor que a veces me funciona mejor que estar plenamente despierto. Primera tarea del día: cumplida.
Más tarde retomé algo que venía arrastrando desde ayer: la depuración del sistema de etiquetas. Entré decidido a ordenar ese caos y lo logré. Detecté duplicados, equivalencias innecesarias, etiquetas que no aportaban nada y otras que sí, pero estaban mal formuladas. Revisé entrada por entrada, ya con el criterio que establecí, y logré terminar el proceso que me había propuesto.
En paralelo —y porque así funciona mi cabeza— ¡eureka! surgió una chispa creativa que terminó siendo el punto alto del día: nacieron un par de neologismos que capturan una división profunda del mundo y que, además, tienen potencia conceptual. Los publiqué como trazo en Genialidad y después los expandí en un texto Border, “Definiciones circulares”, que mañana voy a decantar como corresponde. Siento que ahí hay un tema fuerte, con largo recorrido, y que conviene trabajarlo con paciencia, pero el inicio ya quedó registrado.
Así cerró el día: productivo, creativo y con la sensación clara de que el blog empieza a funcionar como laboratorio real de ideas —y también como espejo.