Etiqueta: gimnasio

  • Pororoca mento-emocional

    Hoy arranco el día con emociones encontradas. Me siento como la pororoca: esa ola que nace cuando la marea del Atlántico choca con el agua dulce del Amazonas; esa ola tosca y hermosa (porque hermoso siempre soy, aunque a veces me pongo tosco).

    Me fui a acostar feliz, súper contento con los avances de mi blog y con ver cómo va tomando forma. Pero, sobre todo, por la manera en que mis pensamientos empiezan a tomar lugar. Reconozco que aún con blog y todo, me inundan en cantidades a veces inimaginables, y voy dejándome notitas en la pizarra de la heladera o post-its con palabras o frases que terminan siendo pre-trazos. Una capa previa que no preví en el blog y que creo que voy a tener que mantener en esa etapa de protorregistro (¿existe o también es otro invento mío?). Si no existía, ahora sí.

    Me gusta verme pensar.

    Por otro lado, sigo haciendo el seguimiento de los turnos en los consulados de México para entrevistas de residencia. Eso implica entrar varias veces al día al sitio web, porque habilitan los turnos la última semana del mes. Y se agotan en el acto. Ignoro cuántos otorgan; tampoco avisan la fecha. Es perseguir lo imprevisible, y me incomoda perseguir cosas que ni siquiera preciso.

    A las cinco de la mañana me desperté, prendí la compu para ver si tenía suerte (¿por qué algo así debería depender de la suerte?) y no sólo que no la tuve: ¡me volvieron a bloquear del sitio!
    Mal, mal por los mexicanos.
    ¿Por qué hacen eso?

    Pero estoy decidido: esta sensación puede durarme poco y no voy a permitir que gobierne mi día. Es más: ya decreté que la voy a usar a mi favor para inaugurar la subcategoría Hoy no pienso: ¡ardo!, dentro de Soberanía emocional. Hoy voy a dejar escrachados a los mexicanos ante mi yo eterno, para nunca olvidarme (aun si termino consiguiendo esa residencia) de lo ineficiente que es su sistema de turnos consulares para esta finalidad.

    Odio perseguir cosas que ni siquiera preciso.

    Mi gym viene bien: entrené hombros, pecho y algo de espalda, y hoy tengo previsto regresar. No voy a instalar una categoría soberanía física (recordatorio para mí: no ser ridículo… al menos no por ahora), pero la importancia de mantenerse en forma la tengo clarísima.

    La segunda dosis de la vacuna del herpes zóster sigue pendiente. La salud es prioridad, también debo recordarlo.

    Y hay un día largo y productivo por vivir, así que suficiente por esta entrada.
    Me veo pronto, en otra sección, para que el blog siga armándose.

  • Lunes feriado post-Paraguay

    Hoy es nuevamente feriado, el cuarto día consecutivo, ya que el viernes también lo fue. Es cómico porque si bien ya hace más de diez años que tengo como base la Argentina, casi nunca sé cuándo son los feriados ni a qué obedecen. Un lujo que me puedo dar por no trabajar en relación de dependencia y por llevar mi Patria adentro. Además, íntimamente no preciso celebrar ningún tipo de gesta heroica o conmemorar hechos desgraciados de nadie.

    Pensando mejor, tal vez haya alguna excepción que me saltó en cuanto escribí la frase anterior, pero hoy no tengo ganas de analizar eso. Le doy lugar pero lo mando de nuevo al fondo de mi mente.

    Regresé de Paraguay cansado. Me encanta ir y volver manejando, pero las rutas están en mal estado. Esto me exige más atención todavía y evitar conducir de noche; aunque un par de horas igualmente sigo, después que se esconde el sol. Y el viaje es largo. Lo hago en dos días para ir y dos para venir.

    Cada día estoy con más ganas de incorporar más profundamente a Paraguay, dándole un lugar más marcado en mi modo de vida. Ya tengo mi residencia, pero cada vez me invita más a explorar sus posibilidades. Su gente me encanta y el clima, evitando los meses más calurosos, es ideal para mí. La naturaleza es fabulosa y Asunción está a punto de caramelo en varios aspectos. El momento es ahora.

    Creo que es una ciudad que se va a terminar malogrando (respecto de la ciudad que era) por la enorme cantidad de edificios y proyectos que en ella se están desarrollando. Pero hoy, la mezcla de vegetación, chalets de teja, calles empedradas y proyectos modernos e imponentes que irrumpen en medio de eso, le brindan una magia que me fascina.

    Por otra parte, siento que Paraguay encarna en este momento el antiguo dicho de “hacerse la América”, cuando los europeos llegaban en barcos por las oportunidades que ofrecía este continente. Ese hacerse la América, hoy en Paraguay, sin dudas está presente. Se palpa en el aire. Así que sí, por ahí voy…

    También quiero retomar mi entrenamiento en el gimnasio, que me estaba haciendo bien, y ocuparme de mi blog y de algunas cuestiones financieras, así que día completo. Que la casa siga esperando; igual, se va manteniendo en condiciones aceptables de habitabilidad para mis propios estándares. Tengo pescado que saqué del freezer y con unas papitas me arreglo para preparar algo rico. Todo bajo control, si es que se puede controlar algo (que no), así que día, allá voy.